Opinión: El espacio público de Rori Mautino. Imprudencias y torpezas

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El Alcalde de Huaraz, Rori Mautino Ángeles, asesorado por no sé quién y respaldado por no sé cuántos, dispuso que nuestra plaza de Armas se convierta en un espacio muerto, frío, tan solo para la distracción visual y la contemplación del aire.
Las gestiones municipales anteriores trabajaron ordenanzas que frenaban el comercio informal, el estacionamiento de vehículos, en fin, el desorden; pero se mantenían siempre las actividades informativas y de sensibilización en el contorno de la plaza.
Sin embargo, en la actual gestión del MANPE se ha dispuesto, sin tener una ordenanza específica, la prohibición de todo tipo de actividades en la plaza de Armas, mezclando las papas con camotes, arte con información, comida con libros, y llegando a la torpeza máxima de impedir tomas fotográficas, como lo ocurrido con un coro de niños y la tuna universitaria de la UNASAM.
El nivel de imprudencia al que llegó Rori Mautino fue tal, que programó la serenata de aniversario de la provincia de Huaraz en otro distrito, y en el colmo de la torpeza, la organizó en una feria que beneficia solo a particulares, pegada al río y con la amenaza del frío atroz de la temporada. Esto hace que los negocios que pagan sus tributos cercanos a la plaza cierren sus puertas muy temprano, y se dejará a humildes familias que expenden en estas fechas sus productos a la buena de Dios.
Es bueno descentralizar las actividades en la ciudad, como los desfiles, las ferias informativas y el expendio de comida, pero el alejar la cultura, el arte y la literatura de nuestro principal espacio para llevarlos a lugares donde se estacionan carros, cercanos a las viviendas y con poca iluminación, me parece una decisión totalmente equivocada.
Lo que ocurre con esta gestión, que nunca tuvo un plan cultural para nuestra ciudad y llegó de suerte, es que no sabe qué hacer con el espacio público. El arte y la cultura no solo están en el Centro Cultural Municipal, sino también en la calle, las plazas, parques y lugares no convencionales, espacios estos donde se genera una interacción con las personas. Si tenemos un pueblo falto de conocimiento, cómo va a cambiar; esto solo se logra generando encuentros en los espacios que la población frecuenta.
El arte no solo es para un selecto grupo de personas ni solo para estudiantes, sino también –y debemos empezar por esto– para las personas de a pie. A los excluidos, a ellos debemos ganarlos para la cultura, pero esto no se podrá lograr si tenemos una gestión municipal llena de imprudencias y absurdas decisiones.
Urge elaborar aquella ordenanza que regule el espacio público para establecer qué tipo de actividades es necesario promover. Y los regidores deben jugar un papel importante en apoyar tal iniciativa y discutirla, haciendo valer la suculenta dieta que ganan mensualmente. Asimismo, se debe ordenar esos ensayos de shacshas y de saya que ocupan el espacio público.
Necesitamos un gobierno municipal con más liderazgo e iniciativa, y no torpe ni imprudente.
PD: Escrito con la mano derecha y el zapato desatado.
Omar Robles Torre
Periodista, escritor y promotor cultural