¿Quién debe comunicar en las obras públicas? Por Omar Robles


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Calles cerradas, falta de agua en las casas, daños a la propiedad privada, transportistas molestos, y podríamos seguir enumerando los impactos negativos que están generando actualmente los trabajos realizados por las empresas Quavii y Consorcio Nueva Florida en los vecinos del barrio de Centenario. Frente a tanto malestar, nos preguntamos: ¿Quién debe comunicar la ejecución de las obras públicas y cómo es que se debe hacer tal labor? Dos interrogantes que buscaremos responder a continuación.

El año 2015 publiqué un libro titulado “Comunicación para la transparencia en obras públicas”; en ese texto breve, propusimos un proceso de comunicación en obras públicas, planteamos insertar componentes desde la fase de pre inversión hasta el expediente técnico, ejecución y pos inversión; de manera que lograríamos disminuir los impactos negativos que generan las obras públicas.

Luego de publicado el libro, difundimos nuestra propuesta. Pero hablar de transparencia en un entorno corrupto es como decir malas palabras. Recuerdo muy bien haberle propuesto a una exautoridad muy cercana a mi persona desarrollar las experiencias del libro en su gestión, obteniendo una respuesta muy decepcionante, me dijo que lo que más le interesaba era vender sus obras, que eso era lo más importante, desmereciendo mi trabajo.

El libro, debo confesarlo, debió ser una experiencia exitosa compartida de manera interinstitucional a nivel nacional por la EPS Chavín, donde se concibió la idea y se ejecutó; pero a sus funcionarios que ingresaron el año 2015 no les interesó, los directivos ningunearon mi aporte y los compromisos de financiamiento que tuvieron con el libro nunca lo cumplieron. Al final, me retiraron; una muestra clara de que la transparencia no es algo que les importe, ni los logros obtenidos en cinco años de trabajo.

Sabemos lo difícil que es hablar de comunicación y entenderla cuando no se enfoca en la autoridad o en una obra concluida; hacerla a favor de los vecinos y usuarios es, para un funcionario público, como si estuviese malversando fondos.

 ¿Quién debe comunicar la ejecución de las obras públicas?

La respuesta es: la municipalidad, porque las obras se ejecutan en una jurisdicción; además, es la institución llamada a lograr una buena obra y buscar la tranquilidad de los vecinos, quienes pagan sus tributos.

El alcalde distrital de Independencia debió haber sentado a ambas empresas (Quavii y Consorcio Nueva Florida) en un inicio para exigirles un trabajo responsable, transparente y con mucha comunicación, inclusive hubiera contratado un responsable que supervisara, vigilara y propusiera una buena articulación entre ambas empresas y los vecinos, conformando comités, organizando reuniones y mostrando preocupación por su gente. Pero se evidenció una completa falta de liderazgo e iniciativa.

Debemos recordar que el supervisor de la obra no tiene dentro de sus funciones exigir una buena comunicación con los vecinos; su trabajo se concentra en el proceso constructivo, pasando por encima del medio ambiente y de otros detalles; no informa del cierre de vías, no sale a los medios de comunicación ni tiene al día un recuento de los pasos que se van dando o de las emergencias que retrasan la obra. Para esto se requiere un comunicador en obras públicas.

Cuando trabajé en la EPS Chavín evidenciamos que las empresas contratistas no contaban con un personal para fines de comunicación, entonces se solicitó un aporte económico a las empresas para correr con los gastos que demandaba el comunicar; comunicación que se cumplió a base de un plan ejecutado por parte de la oficina de imagen. No hay pretextos para no exigir que se hagan bien las cosas, solo que no existe voluntad de hacerlas.

¿Cómo se debe comunicar?

Hemos escuchado en un medio de comunicación que la empresa Quavii, que instala la red de gas, viene comunicando de sus avances en determinados lugares; sin embargo, no indica los efectos que genera ni proporciona recomendaciones a los vecinos, transportistas y peatones; llena de señalizaciones la calle, pero nunca informa mediante volantes o perifoneo lo que está haciendo, en cuánto tiempo lo hará, o si solo quiere vender el servicio sin ganarse a los vecinos a través de una buena comunicación.

Mientras que a Consorcio Nueva Florida le ocurre lo que a casi todas las empresas: le interesa un pito informar. La empresa estuvo contenta con la desinformación, haciendo creer que la empresa de gas era la que estaba interviniendo las calles, pero la mentira tiene patas cortas y, cuando empezó a generar problemas, tuvo que admitir su responsabilidad, mostrando que en comunicación está en cero. La obra de desagüe que ejecuta pertenece al Gobierno Regional, y el consejero de Huaraz, que es comunicador de profesión, debería haber impulsado una buena comunicación entre las empresas, los vecinos y las instituciones, pero al parecer estas iniciativas no son parte de su agenda.

El desafío es grande, lo sabemos; lograr que la comunicación planificada ingrese en una institución es muy difícil. Sabemos que romper esquemas en mentes arcaicas no es una tarea de un año ni de dos, sino que deparará mucho tiempo, pero nuestra evangelización comunicativa ya la venimos haciendo desde que publicamos el libro “Comunicación para la transparencia en obras públicas”.

Por Omar Robles Torre

Periodista y promotor cultural

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