El virus de Morillo, por Alex Cordero


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La pandemia del COVID-19 no solo nos está revelando la deficiencia en el sector salud de nuestra región, sino las malas prácticas e irregularidades a las que ya nos tiene casi acostumbrados el gobierno de Juan Morillo Ulloa, que son muchas desde que empezó su mandato el Gobierno Regional de Áncash (GRA) desde el 2019.

En el mes de marzo del 2019, estalló el caso San Bartolo con un reportaje de Cuarto Poder, Morillo días antes pidió licencia y viajó fuera del país, a su regreso negó todos los cargos, pero la duda quedó sembrada, cómo es que una obra que empezó con 17 millones de presupuesto terminó con 36 millones, en la época de César Álvarez, y encima la obra quedó inconclusa, finalmente por las denuncias del Procurador Anticorrupción del Santa, Richard Asmat, Morilló terminó siendo incluido en la investigación de la fiscalía.

Otro de los escándalos, se suscitó en el mes de julio del 2019 con la feria regional de Huaraz, que se desarrolló en los terrenos del BIM N°06 Juan Joyle Palacios, donde la Dirección de Comercio Exterior y Turismo  (DIRCETUR) de Ancash gastó 300 mil soles y solo hubo ganancia de 48 soles, según informaron los propios organizadores al Concejo Municipal de Huaraz, ya en el mes de setiembre. Este hecho, dejó absortos a los periodistas y la opinión pública huaracina, por tanta inversión para tan poca ganancia.

Para febrero de este año, el gobernador pretendía viajar a Alemania a una feria internacional de turismo, con un presupuesto mayor a 200 mil soles, que incluía a cinco personas: la directora regional de Comercio Exterior y Turismo, Fátima Rodríguez Pizarro; el director subregional de Comercio Exterior y Turismo, Iván Chávez Hernández; el consejero regional delegado, Carlos Pajuelo Camones, y dos empresarios del sector turismo. Después del escándalo mediático y de la oposición del consejo regional, tuvieron que anular su requerimiento y bajar sus pretensiones, finalmente no pudieron viajar por la cancelación de la feria y la llegada del coronavirus, quien si viajó contra viento y marea fue Juan Morillo.

Semanas después, saltó a luz un hecho de supuesto intercambio de obras; la Fiscalía Anticorrupción de Iquitos intervino a Elihu Ochoa, hermano del gobernador de esa región, Elisban Ochoa, debido a un supuesto audio, donde Elihu, entre muchos actos, se jacta que ganará la licitación de una obra en Ancash (mejoramiento servicios de primaria del centro educativo número 70 Miguel Jiménez Coshco, distrito de Lucma, provincia de Mariscal Luzuriaga por más de 5 millones), gracias a las buenas relaciones entre los gobernadores de Loreto y Ancash; es más, incluso se le escucha decir, como los hermanos del gobernador de Ancash manejan la región en la parte económica y de obras; a pesar de todos la evidencias mostradas por periodistas, el Ministerio Público de Ancash nunca actuó de oficio, como sí lo hicieron en el oriente del país.

Y ahora, el escándalo de los víveres en plena emergencia por el COVID-19, por cierto la primera intervención del Ministerio Público sin participación anticipada de la prensa. En este nuevo caso, la gestión de Morillo no solo usó vehículos oficiales, sino que gracias a un paciente seguimiento de la Policía Anticorrupción y el fiscal Rolly Farromeque Fernández, se observa cómo funcionarios del GRA participan de este hecho, que intentó ser aclarada hoy por los defensores acérrimos de Morillo; pero como lo han catalogado algunos comunicadores terminó siendo un laberinto, donde antes de asumir su responsabilidad, terminaron culpando de la compra a unos jóvenes voluntarios, un acto cobarde por donde se mire.

Sin duda, los ancashinos no solo debemos batallar en esta crisis contra el coronavirus, sino contra el virus de Morillo, el de las malas prácticas, ese que parece se afianza cada vez más en el GRA, a la vista de muchas autoridades; aunque valientes fiscales como Rolly Farromeque Fernández, nos devuelven la esperanza de acabar con las irregularidades, cuyos virus les roban el sueño a miles de ancashinos.

 

Alex Cordero, es periodista, escritor, fue Prefecto de la Región Ancash (2016-2018), docente de la Universidad Nacional Santiado Antúnez de Mayolo. 

 

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